MATERIALES:
Grava o piedras pequeñas.
Carbón vegetal o activado.
Tierra o mantillo.
Plantas: Las especies vegetales más apropiadas para cultivar en un terrario son cualquier tipo de planta de pequeño tamaño que prefieran la sombra y toleren altas temperaturas y niveles de humedad.
Terrario abierto: Suculentas, crasas y cáctus.
Terrario cerrado: Bromeliáceas, orquídeas, helechos, liquenes, pothos, croton, ficus, dracaenas o begonias.
Musgo y piedras decorativas.
PASO A PASO:
1º. Llenar el recipiente con unos 2 o 3 cm de grava, esto evitará que el agua estancada entre en contacto con las raíces y así se elimina el exceso de humedad. Un consejo: Añade una plancha de musgo al fondo así funcionará como esponja para evitar que la tierra se filtre hacia la grava y absorberá el agua.
2º. Mezcla la tierra o el mantillo con carbón vegetal, al ser un material orgánico ayuda al drenaje, y favorece el desarrollo de las raíces, además nos va a servir de separador entre la grava y la tierra y dará diferentes texturas y colores al terrario. Colocaremos una segunda capa con la mezcla de 1/4 a 1/3 de la capacidad del recipiente y allanaremos bien con la mano o con la ayuda de una espátula para evitar bolsas de aire.}
3º. Retirar las plantas de sus recipientes e ir colocándolas dentro del terrario haciendo huecos -con la ayuda de una cuchara o con las manos – en el sustrato para cubrir bien las raíces y dejando suficiente espacio entre ellas. Procura de enfermedades y hongos. Cuando termines de colocar las plantas cubre la parte superior con pequeñas planchas de musgo y si quieres con unas piedras decorativas que evitarán el crecimiento de malezas.
4º. Por último riega añadiendo el agua poquito a poco o con la ayuda de un pulverizador hasta que la grava del fondo este mojada. El riego dependerá de los tipos de plantas que hayas puesto, comprueba que la tierra esté siempre húmeda y coloca el terrario en un área bien iluminada con luz indirecta de los rayos del sol.